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el periodico de saltillo
Agosto 2016
Edición No. 330


Saltillo adolescente

JABA.

A propósito del 439 aniversario de nuestra ciudad, Saltillo, se ha dicho de todo: que no hay nada que celebrar en medio de los mismos escándalos de corrupción política; otros dirán que “Saltillo es otra cosa”. Lo cierto es que nuestro terruño es viejo, es más, puede decirse que esta ciudad es más antigua que algunos países del mundo.

Sin ahondar en comparaciones que no vienen al caso, nuestra localidad, aunque posee arquitectura antigua (casi la única prueba de la edad de Saltillo) no parece una ciudad de semejante edad, es decir, aun no está definida. Es más, podría decirse que está en fase de adolescencia.

Además de las dolencias propias del país, Saltillo adolece de aislamiento y polarización, de apatía y desesperanza; males propios de los niños en proceso de volverse adultos. Es reacio y obstinado, con una sociedad altamente conservadora, pero también es voluntarioso, con otra amplia clase social que vive bajo un régimen moral nuevo, no por ello mejor.

Como síntoma se mira una dificultad de comunicarnos y de lograr unión social. Es difícil definir los motivos de esta polarización entre sus habitantes. Podría hacerse una larga lista de problemas que provocan la ruptura del tejido social; la escasa o nula cultura (espacio de encuentro, por origen), o la violencia que genera desconfianza y hostilidad, etcétera, pero no miremos el dedo, sino la luna.

Más allá de los atrasos sociales, tecnológicos o de infraestructura, Saltillo está urgido de apertura, empatía y madurez. Las cualidades necesarias para aprender a juntarnos, escucharnos y llegar a conclusiones comunes; en resumen, organizarnos.

Imaginar una ciudad con un Centro Histórico digno de su edad o una ciclovía que no parezca de chiste; con una Agsal que no destruya cada calle de esta ciudad para meter tuberías, o una CFE que no mal pode todos los tristes árboles para que pasen los cables, o lo que sea que usted piense que debe mejorar; todo eso parte de un pueblo que se empodere y se apropie de su realidad.

A 439 años, la ciudad no va a mejorar por obra de nuestros políticos, y por ello lo lógico sería que la misma ciudadanía lleve las riendas de su realidad; dejemos de ser melindrosos e intolerantes como chiquillos y asumamos responsabilidades.

El escritor y filósofo estadounidense Henry David Thoreau dijo: “Vida ciudadana: millones de seres viviendo juntos en soledad”. Frase que le cae a Saltillo como anillo al dedo. Peña Nieto hace unos meses refirió un “mal humor” de los mexicanos. Empero, los ciudadanos no nos podemos resignar ni a una frase ni a otra, como si papá gobierno debiera resolvernos las fallas y vicios de carácter.

Un gasolinazo, o un proyecto de gobierno soso, como el de nuestro alcalde que dejará como único legado un montón de luminarias puestas por todas partes, no deben determinar nuestro estado de ánimo. Si no estamos contentos con algo, dejemos la crítica estéril y las descalificaciones y hagamos algo.

En esta ciudad cada vez más longeva, es imprescindible despojarnos de esa adolescencia para asumir, tener visión y tener el entusiasmo necesario para involucrarse en un asunto que pareciera, a todas luces, perdido. Estos párrafos buscan, más que dar respuestas, provocar preguntas.

Madurez social es tolerancia; tener muy en cuenta que hay muchos caminos para llegar a un mejor estadio, y que cada uno puede ser igual de válido que el propio. Amigo lector, ¿qué es lo que no le gusta? ¿Qué cambiaría y qué dejaría como está? ¿Cómo puede involucrarse para hacer la diferencia?

 
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